Un reciente informe de la organización benéfica National Literacy Trust reveló que los niños de entre tres y cinco años leen durante más tiempo y tienen un mejor dominio del vocabulario cuando tienen acceso a la tecnología de pantalla táctil. El artículo continuaba diciendo que la tecnología de pantalla táctil “podría ser una nueva arma fundamental para combatir el bajo nivel de alfabetización en los principales grupos objetivo”.
Lo mejor de todo es que el estudio descubrió que las tabletas tienen un impacto especial en grupos que, tradicionalmente, son más reticentes a la lectura; especialmente los niños de familias pobres.
Son noticias fantásticas, por supuesto; aunque no estarás al tanto si has visto la crítica televisiva del informe. Las noticias nacionales británicas cubrieron esta información tan útil con expertos cuya única aportación fue un “Sí, pero me gustan los libros”. No habría sido tan grave si hubiesen dado un resumen lógico de donde los libros podrían puntuarse de manera provechosa; pero esto no fue así. El argumento fue, solamente, “me gustan los libros”.
Se encontró un dato contrario en una edición reciente del British Journal of General Practice. En él se advertía de que los niños eran “más susceptibles a desarrollar, a largo plazo, una dependencia problemática de la tecnología”. Si lees de nuevo esta última frase, pero hacia atrás en esta ocasión, tiene mucho más sentido.
Seguramente todavía sea un choque para muchos de los que trabajamos en el mundo del aprendizaje y desarrollo el que aún haya una gran reticencia a utilizar una adecuada tecnología para ayudarnos a aprender. Es posible que se deba a que las primeras ideas para el aprendizaje no eran muy buenas y generaban desconfianza. O quizás se deba simplemente a la inercia cognitiva, la simple tendencia de antiguas creencias y prácticas a perdurar y sin importar cuánta evidencia respaldan las nuevas ideas.
Esa es la realidad. Como profesionales del aprendizaje, nos guste o no, continuamos luchando en esta batalla. Y, como en tantas batallas, la mejor manera de ganarlas es adoptando mejores, e incluso más avanzadas, tecnologías. Siendo más innovadores hacemos progresar el mercado. Es, por lo tanto, crucial el continuar explorando y adoptando nuevos software y hardware para mejorar nuestras ofertas.
Los últimos dispositivos de pantalla táctil y los nuevos estándares y software específicos del mundo del aprendizaje, como las soluciones tecnológicas Tin Can y Web Socket, crean nuevas vías y oportunidades para el aprendizaje. Ofrecen indiscutibles ventajas a las soluciones e-learning “tradicionales”. Todavía no serán adaptados universalmente pero ofrecen un paso hacia adelante en la batalla para avanzar en el aprendizaje y una excusa menos para los rezagados que se quedan atrás. En última instancia, que beneficia a todos, con independencia de su edad.
