¿Quién me ha robado mi lápiz?

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En un encuentro con personas que trabajaban en el ámbito de la educación alguien me preguntó: “¿El libro digital va a acabar con el fracaso escolar?”. Ojalá fuera tan fácil. Evidentemente los factores que determinan el fracaso escolar son tan variados que mover una sola pieza del tablero no nos convierte en los campeones de la partida.

Para nuestro equipo la educación se ha convertido en una pasión, al igual que lo es la formación para adultos. Hemos trabajado durante años junto a las mejores editoriales de España y también en Reino Unido. En estos años hemos aprendido juntos, investigado y hemos encontrado soluciones para el ámbito educativo, para mejorar el proceso de aprendizaje de niños y adolescentes. Y trabajar junto a los mejores nos ha dado, sobre todo, perspectiva.

“El contenido digital es una herramienta más en el ecosistema del aula. Se trata de sumar, no de restar”.

Pedro Barreiro, director técnico del proyecto E-DIXGAL, de AMTEGA y la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia

Esta perspectiva nos animó a embarcarnos en el proyecto E-DIXGAL. Este proyecto de AMTEGA y la Consellería de Educación de Galicia apuesta de forma clara y decidida por la innovación en las aulas gallegas, tanto en Educación Primaria como en Secundaria.

El reto era desarrollar contenidos nativos digitales para todas las asignaturas de 5º y 6º de Primaria y para 1º y 2º de la ESO.  ¿Por dónde empezar?

  • Por el principio: concebir un modelo pedagógico que aunara las claves de la innovación educativa tales como la atención a la diversidad del aula, actividades para trabajar las inteligencias múltiples, aprender en proyectos, apostar por el trabajo colaborativo…
  • Por lo obvio: la clave estaba en rodearnos de un buen equipo de asesores y revisores técnicos y, sobre todo, de autores que fueran, a su vez, docentes en aulas gallegas que tuvieran ganas, y tiempo, para desarrollar contenidos.
  • Por lo propio: reunir a un equipo de ilustradores, diseñadores gráficos, programadores y editores digitales que tuvieran experiencia en el desarrollo de contenidos.
  • Por el sentido común: era necesario aplicar las claves del producto digital, ese que conocíamos tan bien.

Remangados hasta donde daba la camisa, empezamos a trabajar sin perder de vista quiénes eran los usuarios de destino de nuestros contenidos. Nos pusimos en sus zapatos, al principio nos apretaban, pero pronto nos sentimos cómodos con ellos.

Se analizaron los dispositivos de los alumnos y  las aplicaciones que contenían, cómo sería la distribución y el consumo de los contenidos en las clases, se pensó en la usabilidad, en la accesibilidad de los contenidos. Teníamos la enorme suerte de contar con un equipo diverso y exigente, capaz de analizar el libro digital desde muchos puntos de vista y que aporta grandes ideas.

Trazamos el camino para que el alumno no tirase el lápiz al suelo (le sigue haciendo buena falta), pero junto al lápiz y a la libreta tiene su ordenador y la pizarra digital. Y lo más importante: la ventana abierta al mundo.

Y por esa ventana dejamos entrar…

  • La frescura que aportaron los autores que eran profesores en activo. La encontramos en sus ideas sobre las actividades lúdicas y orientadas al “aprender haciendo”, en sus proyectos multidisciplinares, en su innovación para combinar la enseñanza de las matemáticas con la cocina, la religión con la música y el inglés, la educación plástica y el mundo del cine…
  • La creatividad de un equipo que creó personajes ilustrados para guiar los contenidos, elaboró vídeos para explicar operaciones matemáticas, dirigió audios dramatizados para recrear los textos literarios, guió a los autores cuando les faltaban las ideas y el tiempo.
  • La escucha de lo que opinaban los usuarios del nuestros contenidos. Durante estos tres años buscamos el tiempo necesario para acercarnos a las aulas y atender a lo que nos sugerían alumnos y profesores e incorporamos algunas de sus ideas.
  • La mesura, ya que nuestros contenidos digitales tan solo contienen pistas que el docente puede seguir para construir sus clases, clases en las que la tecnología no sea absorbente sino disolvente.

Finalmente, vuelvo a la pregunta inicial: ¿el libro digital va a acabar con el fracaso escolar? No, pero es un paso más, un paso importante. Pedro Barreiro, el director técnico de este proyecto por parte de la Xunta de Galicia, lo explica de forma breve y contundente: “El contenido digital es una herramienta más en el ecosistema del aula. Se trata de sumar, no de restar”.

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Ana Prado

Su trayectoria profesional abarca desde el periodismo hasta la edición de libros de texto o métodos de enseñanza del español como lengua extranjera, en editoriales como Bruño o Espasa Calpe. En la actualidad y desde hace más de 12 años trabaja para Netex, coordinando el Departamento de Contenidos. Destacan en estos años su participación en el proyecto Libroweb de la editorial Santillana y la coordinación del proyecto e-Dixgal de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia. Para este proyecto se han desarrollado contenidos curriculares digitales para la Educación Primaria y Secundaria.

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