Formación continua en el trabajo: Por qué los formadores deben impulsarla y cómo contribuirá a que la empresa funcione mejor

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«Creo que lo más importante que he aprendido es que hay más cosas que aprender». ¿Acaso no es verdad? Bill Clinton dijo eso en una entrevista en 2014 y merece la pena recordarlo.

Resume a la perfección la formación continua o Lifelong learning, un concepto que está ganando terreno en los espacios de L&D de nuestras empresas. Pero, ¿por qué es tan relevante para ellas? Me imagino que algunos directivos se lo preguntan; quieren asegurarse de que sus empleados están formados para sus funciones del día día, por supuesto, pero ya es aprendizaje en el lugar de trabajo. Entonces… ¿por qué deberían preocuparse por fomentar el aprendizaje continuo?

Entiendo estas preguntas -yo misma me las hice-, y por eso quería profundizar en el tema. Espero que este artículo aclare por qué el aprendizaje continuo es importante en tu trabajo y cómo puede ayudar a tu organización a prosperar.

Pero para ello es útil tener una visión de conjunto, así que voy a analizar qué es, en qué beneficia al alumno y, en consecuencia, al lugar de trabajo. Porque, como ocurre con la mayoría de las cosas, todo está relacionado.

¿Qué es la formación continua?

Esencialmente, es el aprendizaje que continúa más allá de lo que clasificaríamos como educación «formal», por ejemplo en la escuela, el instituto o la universidad. Puede ser una titulación o de cualquier cosa que dé lugar a un certificado (como el aprendizaje electrónico), o algo tan sencillo como aprender a través de materiales tales como seminarios web, vídeos de how-to, podcasts o libros. En definitiva, cualquier cosa que puedas consumir y que te permita aprender más sobre un tema.

La formación continua es también una mentalidad, una actitud, y va de la mano del deseo de aprender, de la sed de conocimiento

Pero he llegado a la conclusión de que la formación continua es también una mentalidad, una actitud, y va de la mano del deseo de aprender, de la sed de conocimiento. Porque aunque pueda haber muchas motivaciones diferentes detrás de ello -como puede ser querer avanzar en una carrera, aprender rápidamente a hacer algo o aprender sobre un tema de interés-, ese deseo de aprender siempre está ahí.

Tiene que ser así porque está motivado en gran medida por uno mismo. Sin apenas estímulos externos que animen al alumno, el deseo y el impulso de aprender son las únicas formas de tener éxito. Esto puede ser una pesadilla cuando se enfrentan a retos, dificultades o fracasos inevitables, pero hablaremos de ello más adelante.

Ventajas para el alumno

Aparte del beneficio evidente -un mayor conocimiento de temas o habilidades-, la formación continua tiene muchos beneficios para el alumno, quizá más sutiles.

En pocas palabras: mejora su mente, su bienestar, su confianza y su forma de ganarse la vida. En esta maravillosa TEDx Talks, Gitanjali JB, gran defensora de la formación continua, lo ilustra de maravilla.

Habla de cómo su aprendizaje de distintas destrezas (un nuevo idioma, ballet y artes marciales) le ayudó a adquirir conocimientos con más facilidad y rapidez ya que su cerebro se beneficiaba al enfrentarse a diferentes retos y materias. También describe cómo le ayudó a desarrollar el pensamiento creativo y las ideas así como a detectar nuevas conexiones entre temas que antes no había visto. Esto le ayudó a aplicar lo que había aprendido a retos aparentemente no relacionados en su vida laboral diaria. Revela que, gracias a ello, su confianza en sí misma y en sus capacidades ha aumentado y su bienestar general se ha visto beneficiado ya que su vida se ha enriquecido con todo lo que ha ganado como lifelong learner.

Volviendo a la charla de Bill Clinton, éste reveló una investigación que destacaba el impacto positivo que el aprendizaje de nuevas habilidades tiene en el cerebro de los adultos. Explicó que ahora es evidente que las personas de entre 60 y 70 años -una edad en la que antes creíamos que el cerebro empezaba a deteriorarse- aún pueden formar nuevas conexiones neuronales, pero es más probable que se formen si aprendemos algo nuevo.

Ten hambre de más

Y aunque es poco probable que nuestros compañeros de trabajo tengan entre 60 y 70 años, ¿no es mejor fomentar ahora este tipo de mentalidad y hacerles comprender los beneficios de aprender siempre, de «tener hambre de más»? Merece la pena porque no sólo les beneficiará a ellos sino también a la empresa.

Por qué los formadores deben fomentar la formación continua

En primer lugar, ¿qué organización no querría tener un empleado con los beneficios mencionados, alguien con ideas y soluciones creativas, con una amplia gama de destrezas a su alcance? Para cualquier empresa serían empleados altamente valiosos.

Sí, hay un beneficio claro para las empresas: el tipo de empleados que desarrolla. Pero, además, el simple hecho de animarles a desarrollar una mentalidad de formación continua ayuda a la empresa de otras maneras.

Los diferentes estudios demuestran que los empleados valoran su lugar de trabajo si sienten que se invierte en su desarrollo. Se sentirán respetados y esto mejorará su confianza y bienestar en el trabajo. Y, como resultado, aumentarán sus sentimientos de lealtad hacia la empresa. Querrán quedarse y ayudar a que siga avanzando.

¿No parece acaso un buen lugar para trabajar un lugar donde los empleados se sienten respetados y pueden compartir sus ideas y soluciones creativas? Entonces, ¿por qué no iniciar la formación continua en el lugar de trabajo? Haz del aprendizaje una parte integral de la estrategia de tu empresa y consigue que tus empleados se entusiasmen con ello.

Consejos para compartir con el equipo

Existen numerosas formas de animar a su equipo a convertirse en lifelong learners: desde desarrollar un itinerario de aprendizaje eficaz hasta el uso de ecosistemas de aprendizaje atractivos que atraigan a sus alumnos o el desarrollo de objetivos de equipo compartidos en materia de aprendizaje. Pero tampoco es tan sencillo. Es un tema que habrá que debatir y al que habrá que volver, sobre todo a medida que los alumnos avancen en su itinerario de aprendizaje.

He aquí algunas cosas que conviene recordar y compartir con su equipo:

El aprendizaje lleva tiempo

No es cosa de un sólo día, es todo un proceso. Para construir y fortalecer las conexiones neuronales tenemos que volver una y otra vez a lo que hemos aprendido. Ponerlo en práctica, hablar de ello, releer los apuntes o las notas que tomamos. Nunca vamos a hacer un curso una sola vez y retenerlo todo, así que tenemos que dedicar tiempo a asimilarlo. Por eso hablamos tanto de los learner journey del alumno en el sector L&D. Porque eso es el aprendizaje: un viaje.

Como dice Malcolm Gladwell: «Se necesitan 10.000 horas para dominar una habilidad».

Y aunque es mucho más complejo que sólo 10.000 horas, parte de lo que quiere decir es que el aprendizaje lleva tiempo. Mucho tiempo. Más de lo que uno cree. Así que siempre merece la pena tenerlo en cuenta o recordárselo al equipo si están intentando dominar algo, para que no se rindan, para que puedan superar los inevitables errores y encontrar la forma de prosperar.

Formación continua y práctica intencionada

Malcolm Gladwell también opina que el tiempo que se dedica a dominar una destreza debe incluir la práctica deliberada. La define como un estilo de aprendizaje centrado, que se concentra en las áreas que hay que mejorar y que también incluye una amplia retroalimentación. Según sus investigaciones, quienes practican de este modo mejoran más que quienes no lo hacen.

Así que, aunque esta retroalimentación no tiene por qué ser externa, pueden ser reflexiones del alumno, como directivo puedes tener un papel ahí. ¿Hay algún feedback que puedas darles sobre las habilidades que están aprendiendo? ¿Puedes ayudarles a identificar las áreas en las que pueden centrarse para mejorar?

Formación continua y mentalidad de crecimiento

Mientras aprendemos es posible que no entendamos algo inmediatamente, o que lo entendamos mal, o que cometamos un error… todo forma parte de este proceso. Y cuando aprendemos por iniciativa propia esto puede ser desalentador. Pero merece la pena ser perseverante y conseguir llegar al otro lado.

Aquí es donde entra en juego la mentalidad de crecimiento o growth midset. Carol Dweck causó sensación cuando habló de lo que ella llamaba mentalidad de «crecimiento» y mentalidad «fija» en los niños en edad escolar.

Los niños con una mentalidad de crecimiento disfrutaban con los retos, buscaban la forma de mejorar y comprendían que sus capacidades podían desarrollarse. Mientras que a los que tenían una mentalidad más rígida les parecía trágico y catastrófico no poder responder o resolver fácilmente un problema, y querían hacer trampas, correr y hacer cualquier cosa para evitar rápidamente el horror.

El alumno debe tener la capacidad de volver a levantarse y seguir intentándolo.

Como todo aprendizaje incluye naturalmente cometer errores o «fracasar», el alumno debe tener la capacidad de volver a levantarse y seguir intentándolo. Enfrentarse a sus dificultades, a sus errores y procesar lo que ha ocurrido, aprender y corregirlo. Necesitan una mentalidad de crecimiento.

Esto es especialmente importante cuando se trata de la formación continua, de nuevo porque es automotivado. Un lifelong learner no tiene necesariamente un profesor que le anime a seguir adelante, sino su propio impulso y deseo de aprender una nueva destreza, teoría o idea. Por suerte, estas mentalidades pueden cambiar, así que si alguien de tu equipo siente que tiene una «mentalidad fija» no dejes que eso le frene, anímale a cambiarla. Ayúdale si puedes.

Un pequeño paso: aprended juntos

Si estás lo bastante convencido como para introducir la formación continua en tu equipo y buscas por dónde empezar, ¿por qué no empezar con un pequeño paso? Elige algo para que el equipo aprenda conjuntamente. O anímales a elegir temas por separado que luego puedan compartir juntos, para aprender unos de otros. Este acto de compartir puede ayudar a aumentar la motivación, especialmente cuando las cosas se ponen difíciles, ya que existe un sentido de responsabilidad de aportar algo al grupo. Además, te da la oportunidad de hablar de los retos y ayudarse mutuamente.

Tampoco tienen por qué ser grandes destrezas, puede ser repasar las habilidades de gestión del tiempo, trabajar para mejorar las presentaciones, o algo más sustancioso puede ser aprender un nuevo área de animación. Lo que mejor se adapte a su equipo. Así que te recomiendo que reserves unas horas de formación en la agenda y luego una tarde para compartir, en la que reunirse y hablar de lo aprendido. ¿A qué esperas? Promueve el aprendizaje y marca el camino.

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Carol Butler

With over 8 years in the L&D industry, Carol has witnessed the many incredible and ground-breaking changes that have happened in the industry and is excited to see what the future holds. When she isn’t writing about all things L&D, you’ll usually find her baking, reading, and treading the boards of her local theatre.

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